Después de leer detenidamente a especialistas sesudos sobre los estándares menos apropiados para promocionar tu libro en Twitter, quise ahondar más en el tema al creer que algunos autores independientes están matando a Twitter. Están en él pero no saben sacarle provecho. Están haciendo lo que nunca tenían que hacer.
Cuanto deje escrito en esta entrada es de especial interés tanto para quienes acaban de iniciarse en el mundo de la autopublicación como para quienes tienen ya varios libros publicados de forma independiente.
- Antes: acabas de lanzar su novela al mundo de la autoedición.
- Después: te topas con el problema de publicitarlo —que lo haces pero mal— y con problemas.
- Puente: tienes que resolverlo, saber qué haces mal, estar al tanto de dónde se está y llegar a donde se quiere.
Existe un problema. Son los tuits que pecan de no seleccionar las herramientas adecuadas y sí abusar de eslóganes recurrentes de dudosa efectividad. Hay autores que, a priori, dan por sabido qué efecto causará su libro en el lector. Por ejemplo —elegidos hoy de Twitter de entre muchísimos más que todo el mundo conoce y que tendría que obviar—:
- Directa al corazón. ¿Te la vas a perder?
- Una novela que atrapará tu alma.
- Lee mi libro. No te arrepentirás.
- Te enganchará hasta el mismísimo final.
- Una fascinante aventura que nunca más olvidarás.
- Uso de hashtags que no entran ni con calzador en el contexto del libro, p. ej., nombres de países o ciudades sin ton ni son.
- Evitar incorporar @nombres de tuiteros que no tienen relación alguna con el libro si no es otra que generar un RT.
- Etcétera, etcétera.
Estas referencias no solo no destacan sino al revés, las sepultan en la misma tumba de tantos libros muertos al nacer por clichés publicitarios repetitivos.
Lo que cuenta más en publicidad es la verdad. De ahí que los autores que promocionan sus libros en Twitter deberían eliminar lo que no es verdad o pudiera no ser verdad.
¿Cuántos de tus seguidores se paran a leer tus tuits?
Si me contestas que pocos voy a creer que me dices la verdad. Son pocos y casi siempre están esperando tus tuits —es igual lo que escribas o el eslogan que pongas— o bien para entrillarte o bien para que te saquen el incienso de vuelta.
Lo que un escritor no debe hacer nunca en Twitter es dejar de ser un escritor.
Hacer lo mismo que todo el mundo provocará que tu libro se vea como uno cualquiera.
Lo importante es justificar en cada tuit que se es un escritor auténtico. Y no hay mejor camino que recorrer que el que aconseja Stephen King:
“si quieres ser escritor, tienes que escribir mucho y leer mucho”
Piensa por qué estás usando Twitter. Te ayudará a decidir, qué tuitear, a quién dirigirte y a quién seguir. Causa buena impresión, comparte cosas útiles que tú conozcas y la mayoría de los demás no, recomienda solo autores interesantes que escriben bien sobre historias que te emocionen, que te gusten.
La autenticidad y la personalidad son más importantes que nunca.
Los lectores desean interactuar con los autores a los que leen, quieren saber sobre la gente que habita detrás de su obra, desde dónde escriben, qué les gusta o qué les produce un coñazo, pero nunca la vida privada y menos pormenorizada, que aburre.
Deja que el lector te conozca —qué lees, qué te gusta, qué temas abordas— y, sin darte apenas cuenta, te percatarás cómo llegará a tu novela después de haber leído tus tuits liberados ya de los problemas expuestos pero resueltos.
Absolutamente de acuerdo. Promocionar el libro propio es más difícil que hacerlo con el libro de otros, pues un escritor no debe evaluar su libro. Hay diversas maneras de llamar la atención, pero parece que en ese aspecto dejan la literatura de lado y piensan con el corazón más que con el cerebro. Eso de: «¿Te lo vas a perder?» o «Lee mi libro, no te arrepentirás»; etc. en lugar de atraer repelen. Yo también debo haber incurrido en esos errores de principiantes, pero como todo, se puede aprender.
Muchas gracias por tan aleccionador artículo.
Todos —sin excepción— hemos incurrido en esos desbarros, pero reconocerlo, saber que se erró en lo que se dijo o hizo y que se enmendó, no es más que la tarjeta de identidad y personalidad de quien lo suscribe y lo manifiesta. A estas alturas que lo digas tú, admirada Blanca, añade un valor por cuanto has hecho y escrito ya con gran acierto —en artículos varios— sobre temas iguales o parecidos. He de resaltar que sigas aún en primera línea — con generosidad y talento— en pro de todo cuanto pueda ser de provecho e interese a los que forman parte del mundo de los escritores autónomos o dependientes.
Soy consciente de que muchos de ellos opinan lo mismo de ti. Gracias en su nombre.