Se tiene que asumir que el momento de gloria de un escritor de ficción puede durar apenas unos días. ¡Y si llega! La realidad es que no todo lo que se escribe y edita, se lee. Un ejemplo: has publicado un libro y apenas has tenido eco. ¿Causas? Una es cierta. Como se edita tantísimo, la riada de novedades —diaria— se la ha llevado sin pena ni gloria y, como consecuencia, te has metido en tus horas bajas. Entre logros y frustraciones Artículo publicado el 20 marzo, 2015 por Alejandro Cano